Historia de la Fundación

Escrita por Irene Monterroso, co-fundadora y presidenta de la Junta Directiva

Esta es la historia de la creación de algo muy personal. Es muy personal porque para cada uno de los miembros de esta organización, la fundación tiene un espacio especial en nuestros corazones. No es solamente para nosotros como individuos, sino para nosotros como costarricenses, amantes de nuestra historia, de la cultura, el arte, la paz, la educación, el ambiente, amantes de las cosas bellas.

A veces las oportunidades se presentan en los momentos menos esperados. Quizá, momentos difíciles que nos hacen superarnos a nosotros mismos.

Nacen en forma de una idea, un concepto que, a su vez, germinan en un contexto de necesidad, pasión y motivación.Sentada, esperando que salieran mis hijas, Ana Lucia y Elena de clases en el Instituto Nacional de la Música, recuerdo haber observado el largo pasillo que se extiende entre las aulas de clases. En el fondo, dos músicos conversando, hablando de sus proyectos, ilusiones y aspiraciones.

Siendo yo misma musico y miembro de la Orquesta Sinfónica Nacional, pensé en ese momento, en todos mis queridos colegas y amigos que por mucho tiempo han aportado al país en forma independiente. Personas valiosas que con grandes esfuerzos han realizado proyectos creativos, hermosos y con un importante impacto.

Pensé en mi institución, en como la sinfónica ha impacado a miles de personas de una u otra manera. Pensé en otras instituciones culturales y en lo mucho que aportan a la sociedad costarricense. ¿Como poder ayudar? ¿Como poder incentivar e impulsar todas estas acciones? ¿Cómo poder empezar, aunque fuera con una simple acción, clara, concisa y definida? Buscando respuestas a estas preguntas y después de hacer la tarea de investigación, una fundación fue la respuesta.

La primera vez que me reuní con Fanny Sánchez para exponerle el proyecto fue un momento decisivo. Después de la asesoría musical de Arend Vargas, en cuanto a lo que pasaba en el medio musical de artistas independientes y de la visión clara del establecimiento de una fundación que nos brindó Dimas Madriz, el siguiente paso era encontrar una cofundadora. Alguien que, con espíritu positivo y lleno de entusiasmo, creyera en el proyecto. Fanny sin duda representó esta persona de grandes cualidades.

El tercer miembro nos aportaba la visión legal y ecuánime para equilibrar el romanticismo con que se podían llegar a ver el proyecto. Grace, una excelente profesional, abogada, comprometida con el proyecto y madre de familia de una hermosa niña estudiante de violín. Carlos Chotocruz vino a representar el cuarto espacio y a brindarnos excelentes ideas con toda la visión de un empresario consolidado, amante de la música, trombonista, con gran trayectoria y experiencia.

Finalmente, César Fumero se incorporaría como último miembro de la fundación. Un músico que abraza nuestros intereses demostrando entrega y dedicación, con una gran carrera artística dentro del mundo de la música clásica y la música popular tanto fuera como dentro del país. Así nace esta iniciativa, llena de energía y cariño, que pretende impulsar la cultura, la educación y el arte en todas sus ramas y manifestaciones a nivel nacional e internacional